
Fumar tabaco puede tener varios efectos negativos sobre la piel, incluyendo:
- Aceleración del proceso de envejecimiento, lo que puede causar arrugas y líneas finas.
- Disminución de la producción de colágeno y elastina, lo que puede causar pérdida de elasticidad y firmeza en la piel.
- Reducción de la circulación sanguínea en la piel, lo que puede causar palidez y decoloración.
- Aparición de manchas en la piel y decoloración debido a la exposición a productos químicos en el humo del tabaco.
- Agravamiento de problemas de piel existentes, como acné, psoriasis y eczema.